Viajar en metro: peleas subterráneas

Julio Jiménez

Hace un par de meses, mientras viajaba en el Metro, un par de hombres, un gordo y un barbón, comenzaron a insultarse mutuamente. Cada uno recetó un improperio al otro y sin más, llegaron a los golpes. Ambos se tundieron en una batalla ridícula en la cual ninguno asestó un buen golpe, sólo se la pasaron manoteándose y jalándose de la ropa mientras rodaban como pandas (sobre todo el gordo)  por el suelo. Todo un circo.  Así estuvieron por varios momentos hasta que, alertados por los gritos de las señoras que no soportan los espectáculos violentos, los policías llegaron y detuvieron a los gladiadores que sólo intentaron defenderse de la justicia con el ya clásico “él empezó”.
El incidente no pasó a mayores. No hubo apuestas que perseguir, vidrios rotos que limpiar ni señoras que cayeran en ataques de pánico. Sólo fue un simple momento de esparcimiento y diversión para muchos y un ridículo espectáculo para otros.
Todo pasó sin la mayor importancia, sin embargó vino a mi memoria varios días después y me causó muchas interrogantes. ¿Por qué se pelearon esos sujetos? ¿Pudo evitarse el incidente? ¿Por qué peleaban como viejitas? ¿La gente debió intentar detenerlos? ¿Yo debí intentar detenerlos? ¿Qué les hicieron los policías después de detenerlos? Aquí es necesario aclarar, antes de que comiencen a decir “fíjate que Julio disfruta viendo espectáculos sangrientos en el metro”, que yo sí tenía ganas de detenerlos, evitar que destrozaran su honra, pero una señora, que grababa con su teléfono celular, me bloqueó el camino.

Si vemos de forma superficial el incidente, no pasa de un par de gorilas inadaptados que hicieron el ridículo en público. Pero si intentamos llegar al fondo del asunto (¿Quiénes eran? ¿Por qué se pelearon? Etc.) abriremos un gran abanico de posibilidades.
No sabemos exactamente que los hizo llegar a los golpes, sin embargo podemos intentar imaginar dicha situación. Esto da como resultado un ejercicio creativo muy interesante.
Por ejemplo: yo pienso que tal vez el barbón iba leyendo un periódico cuyo encabezado decía “La diabetes es la principal causa de muerte entre los gordos”. –Usted se va a morir de diabetes –le dijo el barbón al gordo mientras hojeaba el periódico. El gordo, lógicamente, se molestó. Aquí cabe mencionar que el gordo era realmente gordo. Lo anterior es importante, ya que en México clasificamos la obesidad en dos tipos: los gorditos y los gordos. El “gordito”, generalmente un niño, pesa entre 90  y 120 kilos; el “gordo” pesa más de 120 kilos. El señor del Metro entraba en la segunda categoría. Pero bueno, volvamos al relato. El gordo se molestó y le dijo algo sobre su barba de mendigo al otro sujeto; empezaron a  pelear.
Por otro lado, también existe la posibilidad de que el gordo descubrió, basado en una foto que había encontrado entre las cosas de su esposa, que el barbón que viajaba a su lado era el amante de su mujer. El gordo le reclamó, el barbón primero lo negó, después, al no quedarle escape, le dijo al gordo que sí, que el era el amante de su mujer porque duraba más (o algo más cruel). Después se fueron a los golpes.
Ya enfrascados en la pelea, podemos imaginar que las señoras no alertaron a los policías, que el gordo y el barbón se pelearon hasta que una viejita, desesperada por tener frente a sus ojos tanta violencia, sujetó al barbón por un brazo, se giró rápidamente y le dislocó el hombro. El barbón calló al suelo, la viejita colocó su pie sobre su garganta y le pidió que se tranquilizara. Mientras la ancianita hacía eso, el gordo intentó brincar a su espalda y sujetarla del cuello, ésta se movió y el gordo calló sobre el barbón herido. La viejita sujetó al gordo por la espalda y le hizo ‘manita de puerco’ hasta quecomenzó  llorar.
Ahora sí, las señoras gritaron y alertaron a los policías, éstos llegaron, vieron al gordo y al barbón en el suelo llorando. Preguntaron qué había pasado, todos señalaron a la viejita, los policías la esposaron y se la llevaron.
Cuando comencé a imaginar qué le podrían hacer los policías a la viejita en Ministerio Público, llegó a mi cabeza una nueva teoría que al principio la tomé como ridícula pero factible. Tal vez los tipos se pelearon porque el gordo pisó al barbón, éste tenía una uña enterrada, le dolió, le recriminó al gordo, éste le contestó, el barbón se enojó y comenzaron a golpearse. Esta teoría, cabe mencionar, tendría que ser verificada, ya que suena un poco inverosímil y hasta fantasiosa. No obstante, existe una pequeña, muy pequeña, probabilidad de que haya ocurrido así. Quizás suena increíble, pero a veces, como dicen por ahí, la realidad supera a la ficción.

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